jueves, 7 de noviembre de 2013

AZNAR O EL COMPLEJO DE NARCISO

     Para los profesionales de la Psicología y la Psiquiatría, hay "animales" de laboratorio que nunca dejan de proporcionarles nuevas y variadas fuentes de estudio. Criminales, asesinos, déspotas y...políticos. En éstos últimos se condensan todas las "virtudes" de los anteriormente mencionados, puesto que no es necesario empuñar un arma para matar, basta con imponer un real decreto y enviar soldados a Irak o implantar una serie de medidas políticas y económicas que llenen los bolsillos de los amiguetes y hundan a la sociedad en la miseria. A éste grupo exclusivo de "salvapatrias", pertenecen individuos como José María Aznar, quien con su exacerbado complejo de Narciso, -el mismo que únicamente se centraba en admirar su belleza y apostura en cualquier fuente o río que se encontrase en el camino- solamente tiene palabras para sí mismo, para alabarse sin límites a la menor oportunidad que se le presenta en forma de micrófono o de entrevista, ya sea televisiva o algún diario de tirada nacional.
     Además, no contento con haber hundido a España con sus medidas económicas -secundadas por el PSOE-desde su dorado retiro con millonaria pensión a cargo de los presupuestos del estado y su itinerante recorrido por el mundo, donde inexplicablemente hay Universidades y colectivos que pagan por escucharle hablar en su inglés de impostado acento tejano, se ha propuesto invadir el espacio literario con sus "memorias", en las que de forma patética y narcisista, narra sus aventuras al frente del gobierno, endosándose el papel de héroe, de salvador de la patria, de figura fundamental y necesaria para liderar al mundo libre contra las tiranías islamistas. A nadie con dos dedos de frente, le pasa desapercibido el hecho de que Aznar solamente era el perrillo faldero que movía el rabo, ante las caricias de Bush y la sonrisa divertida de Blair, en la famosa reunión de las Azores.
     Con sus memorias, Aznar reivindica su "legado" político, sus formas de trabajar por España y los españoles, con el tono cansino de quien se cree fundamental, indiscutible e imprescindible figura de calado e importancia. Éste paradigmático sujeto de estudio psicológico, se regodea en su mitomanía y endiosamiento, jaleado por la peña pepera que acude en masa a la presentación de sus infames libros, como si de la pedrea se tratara. Pero lo más inexplicable, es que periodistas de mediana objetividad como Lucía Méndez columnista de El Mundo, lo alaben sin medida y lo reconozcan como el líder honesto y dolorido por la situación de las víctimas de ETA o la crisis económica. Sin duda, se trata de un estómago agradecido por los privilegios concedidos. Y por si no bastara con soportar la visión de Aznar hasta en la sopa con sus memorias, otro ex presidente, Felipe González, también se apunta al tema de los libros y publica sus propias memorias. Lo dicho, los psicólogos y psiquiatras están de plácemes, ante la invasión de "narcisos" con ínfulas de literatos heroicos.

 

lunes, 4 de noviembre de 2013

LA DEMOCRACIA PERFECTA (1)


     Desde la desaparición física del dictador Francisco Franco, caudillo y libertador de la patria, aquel del lema "España, una, grande y libre" y demás soflamas nacionalistas dirigidas al hato ignorante y maleable de la masa social, sus formas de hacer política , de administrar y gestionar los asuntos del país han permanecido vigentes e incluso, se han magnificado de manera que se presentan más actualizadas, renovadas y maquilladas bajo la tenue pátina de la "democracia". Pero Franco no inventó nada nuevo, únicamente utilizó las viejas herramientas que utilizan todos los gobiernos, regímenes y sistemas políticos de todos los colores, para controlar, explotar y someter a sus poblaciones. Una de ellas, la de la división social, ha sido punta de lanza en cuanto a mantener el "statu quo" en España. Después de la Guerra Civil -paradigma del espíritu divisionario español- y de la etapa franquista, había que presentar "novedades" y la democracia les puso en bandeja de plata la oportunidad de seguir en el candelero del poder. De la noche a la mañana, fascistas de pro, como Fraga, Calvo Sotelo y Adolfo Suárez, dan un paso adelante y se presentan como demócratas de "toda la vida". Se les une un parásito de "sangre real borbónica", que resulta el heredero natural del sátrapa y juntos se ponen a maquinar la mejor forma de presentarse como "salvadores de la patria". Para ello, olvidan su ideología -si es que alguna vez la tuvieron- y se compinchan con otros de similar calaña pero con distintas "ideas", como Alfonso Guerra, Felipe González y compañía. Reunidos alrededor de un mapa de España, planean y acuerdan, la mejor manera de repartirse el pastel. Aparcan sus naturales apetitos y como las hienas ante una carroña, acuerdan turnarse la poltrona del poder cada cierto tiempo -menos el parásito borbónico, que se queda con la jefatura del estado a perpetuidad y para todos sus descendientes- para dar una imagen de país moderno y democrático. Se inventan una Constitución y dividen el pastel -España- en 17 rebanadas bien gordas y dos ciudades autónomas -restos inexplicables del imperialismo español-, se montan el paripé de una elecciones, en la que votan o eso parece, una multitud de personas sin ninguna idea de lo que significa todo aquello y anuncian a bombo y platillo que España ha entrado en el club de las democracias occidentales. Vil mentira. El montaje resulta perfecto y Franco se parte el culo de risa en su cripta del Valle de los Caídos y su calavera dice entre dientes: "Todo está atado y bien atado". No contentos con la engañifa, la nueva y variopinta aristocracia política urde la bufonada del golpe de estado, el famoso "23 F" -Tejero actualmente tiene pensión del Estado y vive a todo trapo en Portugal- y apuntala así, la desconocida y lejana figura del rey, además de cubrir con una aureola de heroísmo el "trabajo" de quienes tienen cómodamente puesto el culo en el Congreso. Ahí, en el edificio que guardan los leones -uno de ellos sin huevos-, los "héroes" legislan y aprueban leyes para que nos les falte de nada -a los políticos por supuesto-, mientras se lanzan durísimas invectivas y se afean los comportamientos, dando una fachada de gran enemistad "ideológica", de rivalidad irreductible. Después, cuando pasan los "calores" y esfuerzos de hablar en la tribuna, los "enemigos irreconciliables" se refrescan en la barra del bar del Congreso y se dan amistosas palmaditas en la espalda: "No te pases José Luis, que me has dado caña ahí dentro" -dice uno. "Pues tú no te has quedado callado, Marianico" -responde el otro. Ambos estallan en sonora carcajada y se piden otra ronda, que finalmente el hato de imbéciles que les votan, a uno u otro, da lo mismo, se creen a pie juntillas que la democracia es real y que la clase política defiende los intereses de los ciudadanos.
     El sistema de fraude democrático está tan bien montado, que la división de la sociedad en dos bandos ideológicos, antagónicos y beligerantes, es total. Escarban en la médula, en las tripas y en la mentalidad arcaica del español, para fomentar ésa bipolaridad, ésa división a muerte que caracteriza al "estás conmigo o contra mí", que tan buenos resultados les viene dando a los políticos. Todo en la vida manipulada del ciudadano es polarizado. Se es del Madrid o del Barsa. Del Santander o del BBVA. De la Sexta o del Gato al agua. Del PP o del PSOE. Y mientras un ciudadano cualquiera, en un bar cualquiera, de una ciudad española cualquiera, pega a otro por decir que Messi es mejor que Ronaldo -porque él es del Madrid- los dirigentes del PPSOE se dan la mano cariñosamente después de aprobar un nuevo recorte, una nueva ley para explotar a la sociedad, una nueva bajada de pensiones o un aumento de la tarifa eléctrica. La división en la sociedad española, solamente es por abajo, entre la gente común y corriente de la calle, la que paga el pato de los deslices, corrupción e ineptitudes de los que "gobiernan". Arriba, en la cúpula dirigente, -casa real, políticos, banqueros, terratenientes y empresarios- están más unidos que nunca para que no sobre ni una migaja del pastel. Nunca hubo diferencias ideológicas y de pensamiento. Siempre han tenido un pensamiento único.
 
Continuará...