viernes, 29 de abril de 2011

LA CARRERA ELECTORAL

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A LA CAZA DEL VOTO

     En días pasados se dio por finalizado el plazo que marca la ley, para que los políticos que aspiran a ocupar un cargo de elección popular dejen de aparecer en actos de inauguración de obras públicas, esas que todos los ciudadanos pagan y sufragan con sus impuestos, a fin de que dichos eventos no supongan una representación susceptible de convertirse en un acto partidista. De ésta manera, hemos podido acudir al esperpento de encontrarnos a políticos de toda guisa, en busca de un cargo o para conservar el que ya tienen, apurándose por aparecer en todas las fotos y en todos los actos donde se inaugurase alguna obra. Esperanza Aguirre abrió tramos carreteros, Camps dio el banderazo al aeropuerto de Castellón que ni siquiera tiene permisos para funcionar, Revilla inaugurando puentes, Rajoy se reunió con pequeños empresarios y autónomos para prometerles lo que no cumplirá de llegar a la Moncloa y Jordi  Hereu arrimándose más que el Juli en las Ventas a todo lo que huela a votos en Barcelona, y así por el estilo.

     La capacidad de la clase política para el disfraz, para cambiar las apariencias y el discurso en consonancia con los aires que se agitan, es como poco, asquerosa. No dudan en blandir los más oscuros y privados secretos del adversario para descalificarle públicamente, al mismo tiempo que barren debajo de la alfombra la suciedad y la basura que en sus casas se acumula, dándose tiempo para ir de mitin en mitin y de reunión en reunión, alabando las virtudes de sus respectivas agrupaciones y pregonando a los cuatro vientos, los grandiosos cambios y beneficios que llegarán de ser ellos los elegidos por el pueblo.  Todo, obviamente, no son más que mentiras burdas que reflejan el nivel de la clase política barriobajera e ignorante que padecemos, a la que no alcanzan las miras más allá de sus narices, algunas muy largas por cierto, para entrar en verdaderos debates sobre los problemas del país. No hace falta ser un genio para darse cuenta de que, a menor nivel intelectual del político, mayor es su nivel de corrupción y avaricia.

     Las capacidades de los políticos actuales están sobrevaloradas, no por desconocidas, sino por todo lo contrario. Parece que es un requisito indispensable para ocupar un cargo, el que sea, desde concejal hasta presidente del gobierno, no tener ni la más mínima noción de cultura general, no digamos ya sobre cuestiones relativas al buen gobierno, lo que exige un elevado sentido común para resolver controversias y promover acuerdos, además de una preparación inherente al cargo que se va a ocupar. No importa si tienes un título universitario o no, puedes ser ministro de Fomento, o siendo ginecólogo seguro que llegas a ser alcalde en Valladolid, o de la caja de un banco puedes llegar a ser ministra de Igualdad, todo claro está, previa afiliación a un partido político y defender sus colores a muerte, sin importar nada más que la consecución de un cargo, cualquiera, da lo mismo, lo que importa es aparecer en las sagradas listas del partido y rezar para que éste salga electo y encontrarte con el chollo de tu vida.

     Quedan menos de dos meses para las elecciones autonómicas y municipales, y los políticos apuran sus programas y queman toda la pólvora de las reservas, no quieren dejarse ni un solo cartucho en la recámara. Afilan sus lenguas viperinas para endulzar los oídos de la ciudadanía con sus promesas, al mismo tiempo que lanzan dardos envenenados a la competencia. La temporada de caza del voto sigue abierta.

miércoles, 27 de abril de 2011

LAS LETRINAS DE LA POLITICA

inodoroNO HAY POLITICOS HONESTOS

     Las tan cacareadas reformas a los estatutos del PP, así como su famoso código de ética y buenas prácticas, se han quedado sólo en intenciones, que no podemos decir que son buenas, las intenciones, por que a la vista de todos es obvio que se trató de un farolazo, de una intentona cutre para maquillar el rostro de la corrupción que les corroe como partido y como políticos. La aceptación de las listas electorales del PP, dónde aparecen sin rubor alguno personajes imputados en actos de corrupción, sobre todo en la comunidad valenciana, pone de manifiesto el nulo respeto que la agrupación conservadora siente por la sociedad. Esa misma sociedad a la que dice querer representar y “salvar” de la debacle socialista del gobierno, pero a la que al mismo tiempo, no deja de robar y engañar impunemente todos los días. Lo más lamentable de la engañifa que representan, es que verdaderamente creen que son una opción de cambio, que la ciudadanía los respaldará en sus proyectos políticos, los cuales no conocemos por que aún no dicen cuáles son esos proyectos.

     Y es que en parte tienen razón. En lo de que posiblemente puedan acceder al gobierno, no en que sean una opción de cambio. La segunda legislatura del gobierno socialista es un auténtico desastre. Aunque en el aspecto económico no hayan sido ellos los culpables de la crisis, ya que ésta es mundial, si que son responsables de hacer una mala lectura de la misma, así como de gestionar sus devastadores efectos de la manera más cobarde y clientelista con los poderes económicos mundiales, es decir, recortando beneficios sociales y laborales de la mayoría de los ciudadanos y otorgando miles de millones para rescatar a grandes empresas y grupos financieros culpables, éstos si, de la crisis económica internacional. En el aspecto social, la errática política del gobierno en materia penal, comercial y de servicios, mantiene a las personas insatisfechas con el trabajo realizado. Los continuos bofetones a la justicia, véase caso Marta del Castillo, Mariluz Cortés o De Juana Chaos, no dan esperanza a la ciudadanía de que se castigue a los criminales y sí a las víctimas.

     En el aspecto comercial y de servicios, la autocomplacencia de las administraciones de todos los niveles, así como su nula efectividad a la hora de tramitar expedientes, permisos, licencias, etc., así como el descarado aumento de impuestos y tasas por todo y para todo, no hacen sino deprimir el acceso de PYMES y particulares, a los beneficios y facilidades necesarios para abrir y mantener funcionando los negocios. Todo éste cúmulo de problemas y situaciones sin resolver, son los que finalmente pueden pasar la factura al PSOE en las urnas. No han querido hacer reformas políticas y sociales de gran calado, no se han atrevido a modificar la constitución ni reformar el código penal para favorecer a la mayoría contra los criminales o los dueños del poder económico. Se han limitado a ver los toros desde la barrera. No han tenido el valor de arriesgarse a perder el poder y los privilegios, para fungir verdaderamente como servidores públicos y hacer el trabajo para el que fueron elegidos y por el que cobran muchísimo dinero.

     La casta política es una letrina de contenido inacabable e incontenible. Todos los días nos enteramos de una nueva corruptela, peor que las anteriores y los protagonistas son siempre los mismos. Personajes de infame calaña como Cháves o Camps, pasean sus miserias sin vergüenza ninguna y hasta se atreven a sentirse ofendidos en su honor, con el respaldo de sus correligionarios y líderes, quienes ven honradez donde sólo hay corrupción y nepotismo. De los eurodiputados, baste decir que son el culmen de la insaciable avaricia de los políticos, nefastos en sus palabras y en sus actos, hambrientos de privilegios a cambio de “arduas” jornadas de trabajo presionando botones y bebiendo martinis, acompañados de su corte particular, en la que se incluyen parientes, amigos y hasta amantes. La letrina se desborda por momentos con las apariciones públicas de los políticos en campaña, deseosos de agradar y atraer a los votantes, de exhibir la mugre de los adversarios a grito pelado mientras se sacuden las heces que les llegan hasta las rodillas.

     Lo que pase después del 22 de Mayo, sólo será una pequeña muestra de lo que nos espera en el 2012, cuando se realicen las elecciones generales. Y mucho me temo que la letrina no podrá albergar ya tanta mierda.