REAL INFAMIA
La sospechosa ausencia del rey de España durante los últimos quince días, se ha debido a una muy real costumbre, arraigada en sus muchos años de parásito social: la cacería. El monarca de los españoles, el mismo que nos larga la charla los fines de año, con la milonga de que se preocupa por los jóvenes en paro, las personas desahuciadas de sus casas, los ancianos sin recursos, etc., se lanza alegremente a un país africano, Botswana para ser precisos, y se pone a disparar a todo bicho que tenga la mala fortuna de cruzarse en su camino.
El mismo rey, que puesto contra las cuerdas por los trapicheos y chanchullos de su yerno y su hija, Urdangarín y la "infanta" Cristina, el mismo soberano irresponsable que es aplaudido a rabiar por la cobarde y lamebotas clase política, es el mismo asesino que se esconde tras la careta de un "deportista", que viaja por el mundo en busca de presas que cazar. Con los gastos pagados por supuesto. Mismos que son cubiertos con los impuestos que pagan, sin opción alguna de evitarlo, los curritos prisioneros de la nómina y las subidas salvajes del IRPF.
Es éste el mismo borbón, que se explaya sin complejos ante la opinión pública, para decir a los cuatro vientos y a los cuatro puntos cardinales, que la ley es igual para todos, menos para él y su larga parentela de borbónicos allegados. El mismo abuelo cariñoso y dedicado, que prefiere seguir exterminando animales indefensos, antes que volver a España para preocuparse del estado de su nieto mayor, herido por practicar las mismas aberrantes aficiones del abuelo.
Es éste, el que pide ser ejemplar y que al mismo tiempo no da ejemplo de nada bueno. Primero que nada, no da cuenta de sus actos y se ufana de ello, restregándonos en la cara su impunidad a cada momento. El mismo que, al tener conocimiento de las actividades ilícitas de su yerno y su hija, prefiere echar tierra al asunto y enviarles, vía el favor de sus contactos en Telefónica, fuera del país antes que entregarlos a la justicia, encubriendo la comisión de varios delitos. Ha sido padre antes que jefe del estado, lo que debería bastar para que abdicase o renunciase a su cargo, el cual no es de elección popular, sino otorgado por la última voluntad de un dictador.
Es, en fin, el mismo que nos pide austeridad y apretarnos el cinturón por la crisis, pero que al mismo tiempo se permite dilapidar el dinero que "generosamente" le otorga el gobierno con el dinero de los ciudadanos. El mismo que ha visto "reducido" su millonario y oscuro presupuesto, solamente en un 2%, mientras la educación y sanidad de sus súbditos o mejor dicho siervos, se reduce un 25%. Pero él no se priva de gastar alegremente más de 100 mil euros en su cacería privada, pagándo hasta 20 mil euros por un elefante, especie protegida y en peligro de extinción.
Y para colmo, sufre un accidente y se lesiona la cadera. Entonces sí que vuelve a España como un rayo para ser intervenido quirúrgicamente y que le pongan una prótesis de alta especialización, de las caras, que no vamos a escamotear lo mejor para el rey. Mientras los ciudadanos que pagan impuestos, hacen esperas de meses, incluso años, para que les den consulta y los operen de sus dolencias graves. Muchos mueren antes de recibir una atención médica por la que ya han pagado, después de muchos años de cotizar a la S.S.
Ése es el rey. Un rey desnudo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario