...O EL SOMBRERERO LOCO Y EL CONEJO
Españistán, Cazurrolandia o el País de las Chorradillas, ésas son las denominaciones que describen la realidad de un país sobrepasado por los casos de corrupción, nepotismo, crisis económica y política, etc. Además de la execrable actitud de la llamada "casa real" con sus escándalos de tráfico de influencias y prostitución internacional, son los dos principales partidos políticos, PP y PSOE, PPSOE para los amigos, los que se han repartido el poder y el territorio, dejando la figura del dictador Franco, al nivel de una caricatura casposa y trasnochada. Los casos de Luis Bárcenas, Ana Mato, Amy la columnista fantasma y más recientemente lo sucedido en Ponferrada, pequeña pero importante localidad del Bierzo en la provincia de León, ponen de manifiesto por enésima ocasión, que a la casta política únicamente le interesa alcanzar el poder, al nivel que sea, local, autonómico o estatal y que lo del mantra de la "ideología", no es más que la cortina tras la que se guarecen la pandilla de seres asquerosos, que son los políticos en general y los del PPSOE en particular.
La patética actuación de Rajoy, Cospedal y demás prestidigitadores del PP, intentando sacarse trucos, soluciones, explicaciones y demás chorradillas de la chistera del partido, ha dado la vuelta al mundo y mostrado como ejemplo, lo que da de sí un gobierno como el español. Del mismo modo, la inexplicable ausencia y silencio de Rubalcaba, quien se apunta a la moda de no dar explicaciones, ni responder preguntas de la prensa sobre los asuntos que pringan de mierda al PSOE, pone de manifiesto la catadura moral de una oposición, que supera al conejo del cuento a lo que esconderse y no dar la cara se refiere. La capacidad para el engaño y la mentira, para dar a la opinión pública la percepción de que todas sus acciones, privadas o públicas, han sucedido por obra de maquiavélicas conjuras y complots, parecen obra de un hipnotizador, de un mentalista o de un vulgar titiritero como es el caso de Rajoy el estafador. Pero Rubalcaba no lo pierde de vista. Le va a la zaga, apenas un pasito atrás, merced a su anodina y minúscula figurilla conejil, la que escurre al menor atisbo de follones, enviando a sus capitostes Valenciano y López a comerse el marrón de Ponferrada.
Nadie dimite, nadie renuncia, nadie asume responsabilidades reales, ni tampoco asumen culpas propias o de colegas del partido. La culpa siempre la tienen los "otros", los de enfrente. Los responsables siempre son "otros", los de enfrente. Lo que pasa, es que ésos "otros" son ellos mismos. Siempre los mismos.
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