REFERÉNDUM EN LAS MALVINAS
Hace unos días, se llevó a cabo un referéndum en las Islas Malvinas o Falkland, para determinar si los casi tres mil habitantes del archipiélago, ubicado en el Atlántico Sur, decidían permanecer bajo la soberanía británica o pasar al dominio de la República Argentina. Éste se saldó con un contundente 99,8% de votantes a favor de mantenerse bajo la bandera del Reino Unido . El litigio internacional, que mantiene enfrentados a Inglaterra y Argentina desde 1833, año en que las islas pasaron al dominio colonial británico, no ha podido ser resuelto ni por la guerra de 1982, en la que Inglaterra salió triunfante, ni por los numerosos intentos diplomáticos con los que la nación sudamaricana intenta recuperar el territorio insular.
Pero más allá, de cuál país tiene razón o derecho sobre la soberanía de las islas, ya sea aduciendo razones de herencias históricas o bélicas, deben ser los habitantes, los ciudadanos que viven en los territorios en disputa, quienes decidan libremente sobre su futuro y el futuro de sus hijos. Antes que las razones de los estados, deben primar los derechos de las personas, de aquellos que se esfuerzan cada día por sostener la economía y estabilidad del lugar en el que viven. Tampoco es de extrañar que los malvinenses o kelpers, hayan optado por la Rubia Albión, antes que por la República del Río de la Plata, ya que la calidad democrática y las condiciones socioeconómicas de la Gran Bretaña, que les reconoce como ciudadanos de pleno derecho, nada tienen que ver con ésas mismas condiciones en la Argentina, cuyo larga tradición de populismo, dictaduras, pobreza y corrupción institucional, lastra el desarrollo social del país, e inevitablemente, conduciría a las Malvinas a una degradación sistemática de su calidad de vida.
El referéndum en las Falkland, como son conocidas en el ámbito anglosajón, no hace sino confirmar el deseo y voluntad de los ciudadanos, por sobre las aspiraciones políticas de los gobiernos argentino y británico. Es ésta, una lección democrática de altura, sin parangón en éstas latitudes hispanoamericanas, donde prevalecen los gobiernos totalitarios camuflados bajo una capa de maquillaje democrático. Herencia clara del carácter latino que dejaron los españoles. Pongamos como ejemplo el caso de Gibraltar, también bajo pabellón inglés, pero enquistado en el sur de España, donde los "llanitos" o gibraltareños, no quieren ni oír hablar de volver al dominio hispano. O el tema de Cataluña, donde un amplio porcentaje de la población catalana, pide que se les deje decidir sobre su destino. A lo que se opone drásticamente el estado español. Cosa que sí admite Inglaterra con Escocia, la cual celebrará un referéndum próximamente para decidir si se mantienen dentro del Reino Unido o se independizan totalmente.
La democracia, no es ir a votar cada cuatro años a una lista cerrada de políticos que hacen lo que les viene en gana, sino devolver a la sociedad las armas necesarias para refrendarla cuando es necesario y la figura del referéndum, es una de ésas armas de la democracia.
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