UNA JORNADA PARA OLVIDAR
“Más vale malo por conocido que bueno por conocer”. Así reza un dicho muy conocido y verdadero. Una vez más, el grueso de la sociedad española que salió a votar el 22 de Mayo, que no llegó ni siquiera al 70% del padrón, lo hizo de forma nada consciente, quizás hasta con miedo de ganar un verdadero cambio, conseguir una realidad diferente para el país. De otra manera no se explica que el partido popular ganara por goleada al partido socialista en todas las autonomías y en la mayoría de los ayuntamientos que estaban en liza. La cuestión aquí, no es que el PSOE no mereciese la derrota por que, obviamente el partido del gobierno no merecía ganar las elecciones, pero lo que es innegable es que el PP tampoco merecía ganarlas.
Ambas agrupaciones políticas, PP y PSOE, son igualmente culpables de la delicada situación que se vive en el país, sus espurias y nada éticas maneras de hacer política, sus desastrosas gestiones desde el inicio de la “democracia”, han desembocado en éste callejón sin salida en que se encuentra España. No han sabido ni tampoco han querido hacer su trabajo, que no es otro que cumplir con sus responsabilidades para con la sociedad. Solamente se han preocupado por medrar en sus cargos, enriquecerse sin disimulo ni vergüenza, así como beneficiar con sus políticas económicas a los grandes lobbys financieros, en detrimento de la economía nacional y del bienestar de los ciudadanos, entregando el país a la especulación y la usura.
La sociedad votó con miedo al cambio. Ante la posibilidad histórica de terminar con un bipartidismo anacrónico y caciquil, le tembló la mano para condenar a la actual clase política al ostracismo que merece, de castigar sin contemplaciones a éstos nefastos gobernantes. No hay que olvidar que, tanto el PP como el PSOE, gobiernan en el 95% del territorio, lo que los convierte en socios y cómplices de las terribles condiciones que imperan en España. Ambos son culpables y ambos han conseguido mantenerse en lo alto de la pirámide política, pues sólo han sido 2 millones de votos la diferencia entre uno y otro, lo que no significa gran cosa, teniendo en cuenta que una cantidad similar lo contabilizan votos nulos y en blanco.
El movimiento del 15M llegó, quizás, con tardanza para influir con determinación en el ánimo de la sociedad, en el sentido de el voto fuera mucho más razonado y derivado a las formaciones políticas minoritarias, aquellas que realizan un trabajo callado pero efectivo en zonas con pocos reflectores, pero que podrían realizar un trabajo diferente al que se viene desarrollando desde hace más de tres décadas. La inexplicable abstención del 34% del padrón electoral, han sido la cereza del pastel con que se deleita ahora la cúpula del PP, exultante al conseguir 8,5 millones de votos de 22 millones de los emitidos. Algo más de la tercera parte. Ojalá el año que viene, en las elecciones generales, ese 34% que no votó el 22 de Mayo, lo hagan en Marzo del 2012 en una dirección diferente.
Lo dicho, siguen ganando los mismos, siguen manteniéndose los señoríos feudales, sólo cambian al señor feudal por otro con las mismas hechuras para los próximos cuatro años, hasta las próximas elecciones, hasta los próximos ungimientos de mesiánicos vendedores de promesas, de ladrones de verborrea iluminada. Seguimos sin querer un cambio. ¿Es que nunca vamos a aprender?
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