DISCIPLINA PARTIDISTA
La renuncia pública y contundente de Carme Chacón, vigente ministra de Defensa, a participar en las primarias del PSOE para elegir candidato a las elecciones generales del 2012, pone de manifiesto que las tan cacareadas políticas de igualdad del partido socialista, son solamente teatro y circo. También la pretendida democracia interna del partido, ya que resulta evidente de que no habrá más candidato socialista a las generales que Alfredo Pérez Rubalcaba.
Los hechos pesan más que las palabras y en el caso que nos ocupa, no hace falta ser un genio de la política para darse cuenta de que los partidos políticos, sean los que sean, se manejan de manera similar en cuanto las tornas se vuelven adversas. Al PSOE, tocado por la reciente derrota electoral, que aunque no fue todo lo aplastante que se pretende, pues hay que recordar que sólo hubo una diferencia de dos millones de votos, no le queda otro remedio que imponer una disciplina espartana dentro del partido.
Las voces disidentes, como la de Patxi López o Fernández Vara, son prontamente acalladas y se les invita a quedarse calladitos. A Chacón se le ordena echarse a un lado para no obstaculizar el paso de Rubalcaba y el resto de integrantes del gobierno y del partido, se colocan mansamente detrás del ministro de Interior y del presidente de gobierno y avalan el “dedazo” zapateriano sin ningún otro amago de reclamo. Los pretendidos sentimientos de adhesión, son solamente una ilusión.
La credibilidad de la clase política, de por sí ya muy cuestionada por sus corruptelas y nefastas gestiones, se retrata una vez más con la imposición de Rubalcaba como candidato del PSOE. Pero no hay que rasgarse las vestiduras por lo que sucede, puesto que las ambiciones de los políticos se mueven en función de los vientos que soplan. Ya lo hizo Álvarez Cascos al desligarse del PP y acudir a unas elecciones con un partido propio. Y ganó las elecciones de Asturias. Seguramente para Chacón, con un año por delante como ministra y cobrando su jugoso salario como tal, además del sueldo como diputada en el Congreso, no le resultará difícil soportar la amargura de quedarse a las puertas de la candidatura, pues lo más seguro es que, su disciplina partidista al final tenga premio.
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