miércoles, 18 de mayo de 2011

UN ALCALDE HONESTO

cutbaigordillo
UNA ESPECIE EN EXTINCIÓN
     Mientras todos y cada uno de los candidatos a las próximas elecciones autonómicas y municipales se afanan por ganar un cargo para chupar del bote y otros por conservar el que ya tienen para seguir trincando, en un pequeño municipio de Sevilla, Marinaleda, con menos de 3000 mil habitantes, hay una rara avis en la política nacional. Un alcalde honesto, ni más ni menos. Si uno de los peores defectos del sistema cuasi democrático que soportamos, es el de la eternización de los gobernantes, lo que induce inevitablemente a la corrupción, al nepotismo y al saqueo salvaje de las arcas públicas, el ejemplo de Juan Manuel Sánchez Gordillo, alcalde de Marinaleda, ha supuesto una bendición para los habitantes del municipio.
     La excelente gestión de Sánchez Gordillo al frente del consistorio, desde las primeras elecciones municipales hace ya unos ayeres, pone de manifiesto que la honradez de un gobernante eternizado en la poltrona, no se mide por la cantidad de poder que atesora o por las relaciones creadas a lo largo de los años, como Manuel Cháves exdictador de Andalucía o Juan Vicente Herrera en Castilla y León, sino con trabajo duro y constante en favor de sus gobernados, todos. Un gobernante que pretenda la continuidad de su trabajo, debe tener la capacidad y el deseo de realizar lo mejor para sus ciudadanos, aún a costa de enfrentarse a la nobleza y expropiarle terrenos baldíos en favor de jornaleros sin tierra.
     No solamente logró arrancarle tierras a uno de los mayores latifundistas de España, el duque del infantado (así, con minúsculas) sino que, contra la tendencia de recalificar el suelo en la mayoría de los municipios españoles, para entregarlo, casi regalado, en manos de constructores y promotores sin escrúpulos, el suelo de Marinaleda se quedó en manos de los mismos trabajadores, quienes han construido sus propias casas, evitando las abusivas condiciones de hipotecarias de bancos y financieras. Otro rasgo que le coloca a miles de años luz de la infame clase política, es su renuncia a todo salario, sueldo y emolumentos provenientes del Ayuntamiento, pues al ser diputado por IU, considera que éste sólo salario es más que suficiente para vivir honestamente.
     Ya podrían políticos, supuestamente adalides de los trabajadores, como Leire Pajín y Dolores de Cospedal, quienes cobran tres o más sueldos, ser más congruentes con sus discursos de austeridad y ahorro, empezando por renunciar a dichos salarios, los cuales, obviamente no devengan honestamente. Las excepciones no confirman la regla, como reza el dicho, sino que la revientan por completo. Sánchez Gordillo no es una excepción, es un milagro dentro de la política, una persona honrada que se dedica a gobernar y resolver los problemas de su municipio, no a crearlos. Ojalá, aunque es una quimera suponerlo o siquiera pensarlo, los zapateros, rajoys, aguirres, camps, cháves (así, con minúsculas) y demás fauna vultúrida, tomaran nota de lo que es un verdadero gobernante, que no político.
     Aunque tal esperanza, no la aguirre, es baladí. Después del 22 de Mayo, es seguro que veremos a una cantidad ingente de rapaces presidiendo los ayuntamientos y autonomías, sin más compromiso que el de sostener a sus partidos en el poder y preparar el terreno para las generales del año que viene. Lo dicho, un milagro de la política.

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