LA EUROPA DIVERGENTE
Mientras que nuestros gobernantes, ministros, senadores, diputados y hasta el alcalde del más recóndito ayuntamiento de España, se resisten a dimitir aunque las pruebas de sus delitos, corruptelas y latrocinios se ventilen de manera pública, sus pares de los países de la Europa Meridional y Septentrional, no tardan ni cuarenta y ocho horas en presentar su dimisión a la menor sombra de sospecha. El asunto viene a colación, por el caso de la ministra de Sanidad del reino de España, la ínclita Ana Mato. A pesar de las abrumadoras pruebas de su comportamiento corrupto, de su relación directa y cercana con los conseguidores de la trama Gürtel, de la que recibió regalos y prebendas, además de mentir sobre su situación civil y patrimonial, ahí la tenemos, erre que erre, montada a la grupa de la mula, aferrada a la teta del Estado, mostrando su carita de no haber roto un plato y sin ninguna intención de dimitir. La policía y la UDEF han investigado hacia atrás, hasta una década, para presentar los informes que la relacionan con los casos de corrupción más pulsantes dentro del PP. Ni el Jaguar, ni los bolsos Vuitton, ni los viajes a Dublín o Ginebra, ni los ágapes montados por cumpleaños o comuniones, pagado todo por Correa y compañía, han conseguido que la ministra se dé por aludida y dimita por vergüenza torera. ¡Ah! Que no le consta lo qué es la vergüenza. Mientras el máximo desvergonzado, Mariano Rajoy, sea su valedor en el gobierno(por la cuenta que le trae, obviamente), seguiremos asqueados por su presencia en un ministerio de marcado contenido social.
En las antípodas de la política europea, nos encontramos con la ya ex MINISTRA DE EDUCACIÓN, así, con mayúsculas, de la República Federal Alemana, Annette Schavan, a quién después de siete años en el gobierno de Fraü Merkel, la han acusado del plagio de su tesis doctoral y a consecuencia de ello, ha presentado su dimisión de manera inmediata. La cual ha sido aceptada sin explicaciones por la canciller alemana. A pesar de que no se han presentado pruebas concluyentes de que plagiara su tesis, a decir de la misma Schavan, la sola implicación de su nombre y de su Ministerio en tal escándalo, es razón más que suficiente para la dimisión. El asunto nos remite a un caso parecido, el del Ministro de Defensa alemán, Karl Gütemberg, quien tuvo que dimitir por las mismas razones, al ser acusado de plagiar su tesis doctoral. Llama la atención, la manera de visualizar el servicio público de la ex Ministra germana, al enunciar un lema de uno de sus preceptores: "Primero el país, luego el partido y al final yo mismo".
A pesar de ser similares en lo aparente, en lo fundamental, los casos de Schavan y Mato resultan divergentes y retratan las abismales diferencias entre la Europa del Norte y la del Sur. Mientras Merkel fulmina a sus Ministros cuando se sospecha de alguna actuación no ejemplar, Marianico tasca el freno, traga saliva y sale con todo el morro a defender a sus ministros y cómplices, incluso ante las abrumadoras pruebas de delitos y corruptelas cometidas. No es de extrañar, que los países nórdicos con su acusado sentido del deber y del servicio público, se piensen cada vez más la conveniencia de tener como socios a unos países como España o Italia, donde la corrupción está metido en el ADN del sistema político. Al final van a tener razón y nos mantendrán dentro del club europeo, hasta que recuperen el último céntimo que han invertido en la banca y la industria, para después darnos una patada en el culo y hasta luego Lucas. A menos que los ciudadanos comencemos a tomar cartas en el asunto y nos sacudamos de encima a la panda de parásitos, como la ministra Mato, y asumamos el control de nuestro destino.
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