sábado, 9 de febrero de 2013

LOS ARIETES DEL PP

     EL ORGANIZADOR DESORGANIZADO
 
     Carlos Floriano, actual vicesecretario de organización del PP, ex senador, ex presidente de nuevas generaciones (o degeneraciones) y diputado en el Congreso nacional, se ha erigido en uno de los portavoces, arietes o como quiera usted llamarle, al que la cúpula dirigente del gobierno a lanzado a las patas de los caballos, con la difícil misión de justificar lo injustificable de las actuaciones de los miembros del partido popular y por ende, del gobierno. Este doctor en economía aplicada y Profesor en la misma cátedra de la Universidad de Extremadura, de la que por cierto se encuentra exento por su condición de diputado en las Cortes, no se cansa de salir a poner su careto ante los medios de comunicación, con la intención de parar la catarata de noticias, pruebas y a su parecer, "difamaciones" y "chistes", que aparecen un día sí y otro también, en los principales diarios y programas televisivos del país. La impotencia por no poder cumplir con la encomienda asignada, lo ha llevado hasta la amenaza descarnada de querellas y denuncias, contra todo aquel que se atreva a difundir informaciones referentes a los casos Bárcenas y Mato, en los que sus jefes Cospedal y Rajoy, se encuentran pringados hasta las cejas. Su elocuencia y oratoria, formadas en los muchos años de vivir del cuento, parasitando a la sociedad desde su afiliación al PP, se ha visto desarbolada ante la avalancha de pruebas contra su partido. No ha sabido explicar la permanencia de Bárcenas en la sede del PP, ni el por qué del mantenimiento de Jesús Sepúlveda como empleado del PP, ni los vetos a la comparecencia del presidente ante el Congreso, ni el por qué unos dicen que si han cobrado y otros dicen que no. No tiene ni puta idea. Pero pedirle mucho más es injusto. Un "hombre de partido" como él no necesita pensar. Con seguir las indicaciones de sus amos y salir a ladrar contra todo y contra todos, es más que suficiente.
 
     EL FUTURIBLE TERTULIANO
 
     Pablo Casado, actual diputado del PP por Ávila,  ex diputado de la asamblea de Madrid y ex asesor de Aznar, tiene en común con el anterior, el ser presidente de nuevas generaciones (o degeneraciones), el nido de donde salen los cuadros de futuros parásitos políticos del partido popular. Si Floriano tiene la misión de salir al combate en los medios considerados serios, Casado tiene la encomienda de defender los mismos argumentos en los platós de los programas de tertulia, de contenido morboso y donde la algarabía campa a sus anchas. Dueño de una oratoria y manejo de la dialéctica impecables, se explaya en la justificación de todos y cada uno de los actos del gobierno de Rajoy, improvisando nuevos argumentos, aportando datos generalistas como decir que Ana Mato ya había sido juzgada, cuando ni siquiera se inició un proceso al haber prescrito el delito, pero que en la verborrea apasionada de Casado suena a cosa verídica, para quien no sepa lo sucedido. Su continua presencia en programas de corte conservador, los de la TDT party, donde se le deja que vocifere sus mantras y sesudas observaciones, lo han convertido en uno de los posibles futuribles del PP para sus próximas aventuras políticas. Se trata de un alumno aventajado, con dominio de la escena audiovisual, que es donde se dirimen los asuntos del país.
 
     Ambos, Floriano y Casado, cada uno en su ámbito de actuación, son el claro ejemplo del defensor a muerte de una ideología política, de una forma de medrar y de trepar a lo más alto dentro de un partido político. Son los arietes de batalla, los que salen a romperse los cuernos, literalmente, para intentar sostener una gran mentira cuajada de otras muchas más pequeñas, para desviar la atención de los ciudadanos ante el hecho incontrovertible, de que la corrupción es el "modus operandi" dentro del PP en particular y de la clase política en general. Si lo consiguen o no, eso es otra cuestión.

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